Seguro que habéis oído hablar del término quiet quitting o renuncia silenciosa, que se refiere a una actitud o forma de entender el trabajo en la que permaneces en tu puesto de trabajo de forma presencial, pero mentalmente estás en otro sitio. Lo que a nivel práctico implica que haces lo mínimo imprescindible para salir adelante, sin tener una motivación y proactividad real por desempeñar tu puesto de trabajo.
Es una tendencia que está en auge entre las nuevas generaciones, que se utiliza para referirse a un fenómeno que se percibe como consecuencia del agotamiento laboral o burnout de algunos empleados, que en lugar de abandonar su puesto de trabajo, optan por una renuncia silenciosa en la que se limitan a realizar las tareas concretamente estipuladas en su contrato laboral.
Es un término que admite cierta subjetividad, puesto que el trabajador cumple con lo asignado en su contrato, pero se niega a asumir cualquier esfuerzo o tarea extra, es decir, rechaza las funciones por las que no se le están pagando. El debate se radica en si se trata de hacer lo mínimo imprescindible o simplemente cumplir con tu trabajo sin asumir una sobre carga.
Lo bien cierto es que, cuando adquieres un puesto de trabajo, es probable que la empresa valore positivamente una actitud decidida, proactiva y motivada, y en consecuencia, tendrá una opinión más negativa si observan una actitud pasiva, con poca motivación.
Es importante mencionar que el quiet quitting puede tener efectos negativos en la proactividad y el rendimiento general de la empresa, así como perjudicar el ambiente laboral y la relación con los trabajadores. Por este motivo, es crucial detectar las señales del quiet quitting para poder abordar la problemática y promover así un ambiente de trabajo saludable y productivo.
Las razones detrás del quiet quitting: ¿por qué sucede?
Existen varios motivos por los que un trabajador podría optar por practicar el quiet quitting, sobre todo relacionadas con el estrés, el agotamiento o insatisfacción laboral:
- Falta de comunicación: en ocasiones, los trabajadores pueden tener la sensación de que no se les tiene en cuenta o no se les presta la atención necesaria, lo que puede desencadenar en una renuncia silenciosa con el objetivo de evitar confrontaciones directas.
- Insatisfacción laboral: cuando un trabajador no se siente satisfecho con su trabajo, no está de acuerdo con su salario, cree que debería de contar con más flexibilidad o posibilidades de conciliación entre la vida personal y laboral, es probable que el trabajador decida renunciar sin notificar.
- Estrés y agotamiento: la sobrecarga de trabajo puede desencadenar en situaciones de estrés y burnout en el trabajador y es probable que se traduzca en quiet quitting.
- Conflictos interpersonales: los conflictos entre compañeros de trabajo o con los superiores pueden estar detrás del quiet quitting, debido a que provoca un ambiente laboral poco agradable.
¿Cómo detectar el quiet quitting?
Detectar el quiet quitting puede ser difícil, ya que cuando un trabajador adopta esta postura, no suele tener la intención de comunicarlo sino más bien, como su propio nombre indica, mantenerlo en silencio.
Sin embargo, existen algunas señales que pueden indicar que un trabajador está considerando abandonar el trabajo o tiene una actitud poco proactiva. Como por ejemplo:
- Ausencia de participación en las reuniones: si un empleado que solía ser participativo en reuniones de trabajo empieza a obtener un comportamiento más distante y menos participativo, podría ser una señal de que no está a gusto con su trabajo.
- Disminución de la calidad del trabajo: si se observa una disminución de la productividad de un trabajador que antes era más eficiente, también podría ser una señal de que está ejerciendo el quiet quitting.
- Falta de interés en el desarrollo profesional: si un empleado no muestra interés en oportunidades de formación y desarrollo profesional, puede ser un indicio de poco compromiso con la empresa y, por ende, de renuncia silenciosa.
- Cambios notables de comportamiento o actitud: si se observan cambios notorios en el comportamiento o la actitud, como una menor cooperación o una merma en la motivación, podría ser otra señal de insatisfacción laboral.
Estar atento al comportamiento del equipo, contar con una comunicación fluida y sincera entre los miembros del equipo, así como promover un buen clima laboral son elementos cruciales para poder prevenir comportamientos relacionados con el quiet quitting.
¿Qué pueden hacer las empresas para evitar el quiet quitting?
- Formar a los líderes en habilidades comunicativas para poder ayudar a los empleados a reducir el agotamiento o el burnout: mostrar interés por la situación de los trabajadores, mejorar la organización y, sobre todo, crear un clima de confianza en el que el trabajador se sienta cómodo para explicar su situación y que se propongan soluciones.
- Gestionar el tiempo de trabajo del equipo: para poder identificar si en algún momento se han hecho más horas de las pactadas, las recomendables o las necesarias para desempeñar la tarea, y ajustar el tiempo necesario para realizar el trabajo sin que se produzca el síndrome del burnout.
- Dejar atrás los horarios y trabajar por objetivos: quizá no sea tanto cuestión de medir las horas, sino el progreso de los trabajadores. Establecer plazos en los que el trabajador tiene que entregar el trabajo y dejar que los equipos se organicen y gestionen su tiempo.
- Crear responsabilidad y desempeño individual: la colaboración en equipo y la valoración y el reconocimiento del trabajo es clave para que el equipo vea cómo su trabajo contribuye al crecimiento de la empresa.
- Cultura de bienestar: mantener un clima laboral saludable y equilibrado, ayudará a generar una mejor predisposición del trabajador en el cumplimiento de su entorno del trabajo.