En el campo laboral, las destrezas de los aspirantes resultan determinantes para lograr un cargo específico; se obtienen a través de factores como la preparación académica y la experiencia en el campo, marcando la diferencia con otros postulados
Ahora bien, dichas destrezas van a depender en gran medida de la aptitud de una persona para adquirir nuevos conocimientos y de la actitud que esta mantenga durante el proceso de aprendizaje. Estos son factores que, aunque mantienen una analogía fonética y una íntima relación, tienen marcadas diferencias que debes conocer para lograr óptimos resultados en tu preparación para un empleo o en el proceso de reclutamiento del talento humano de tu empresa.
Para conocer la diferencia entre actitud y aptitud, continúa leyendo este post.
¿Qué es la aptitud? Características
La aptitud es la capacidad que tiene una persona para adquirir nuevos conocimientos y para desempeñarse en un campo determinado aplicando dicha información, desarrollando destrezas y habilidades que crean un perfil muy específico en el ámbito personal y profesional.
Se trata de una habilidad innata del ser humano y en el campo laboral está representada por los estudios y por la práctica, siendo estas características concluyentes para cubrir las necesidades de una institución, de acuerdo a las exigencias de esta y al perfil definitivo presentado por el aspirante.
Ahora bien, esta capacidad va ligada a la inteligencia del individuo y se caracteriza principalmente por su versatilidad. En este sentido, es importante saber que algunas personas pueden tener mayor aptitud para determinados aspectos y por eso se habla de diferentes tipos, entre ellas: abstracta, espacial, verbal, numérica, física, artística, social, etc.
¿Qué es la actitud? Características
Por su parte, la actitud es un concepto que va ligado principalmente al comportamiento del individuo y a su reacción ante determinadas acciones del entorno.
Se trata de la disposición de una persona para ejecutar determinada actividad y va de la mano con el compromiso laboral que se desarrolla en una empresa, pero se caracteriza por la vinculación directa con la personalidad de cada individuo.
Guarda mucha relación con la aptitud, porque dependiendo de la habilidad de una persona para ejecutar una actividad, es posible que su reacción sea completamente diferente a la que se presente, de no estar preparado para la toma de una decisión efectiva, sin embargo, no deben confundirse.
Diferencias entre actitud y aptitud
Como has podido notar, ambos conceptos están estrechamente vinculados en el ámbito laboral, y por eso, además de su similitud fonética, muchas personas suelen confundirlas y referirse a ellas de forma indiscriminada, sin embargo, son diferentes:
La aptitud es innata
Mientras la aptitud es una capacidad objetiva que se puede medir de forma precisa y se puede ir desarrollando de acuerdo a las destrezas naturales de cada individuo, la actitud, por su parte, es un elemento subjetivo que puede variar dependiendo de los factores externos, ya sean estos de tipo laboral o personal.
Una buena o mala actitud dependerá entonces de los conflictos internos de una persona, del ambiente laboral que lo rodea e incluso de su estado de salud, entre otros factores; la aptitud, por su parte, depende de la capacidad propia de cada quien para crear un perfil profesional.
La actitud es indispensable
Puede que una persona tenga todas las capacidades intelectuales y adquiridas para desempeñar un cargo, pero su comportamiento es indispensable para garantizar un buen desenvolvimiento laboral, por lo que resulta definitivo para el buen desempeño de una labor.
La aptitud se puede comprobar
Al momento de valorar a un candidato, el CV puede dar mucha información acerca de la aptitud de una persona para ocupar determinada vacante, al menos desde el punto de vista académico y en cuanto a la experiencia, detalles que se pueden comprobar, además, con determinadas pruebas de habilidad.
Por el contrario, la actitud requiere de un poco más, siendo imprescindible una referencia bastante precisa de empleadores anteriores o de un período de tiempo que permita verificar la reacción de una persona ante determinadas circunstancias que suelen presentarse en el ámbito laboral.
Aunque en ocasiones los empleadores más experimentados son capaces de notar ciertos patrones de conducta, esto solo es comprobable mediante la interacción.
¿Cómo inciden en el desarrollo de una empresa?
Tanto las habilidades propias de un profesional como su estado anímico inciden directamente en su crecimiento profesional y por ende, en el desarrollo de su empresa.
Mientras mayores sean las destrezas adquiridas por los profesionales con los que cuentas en tu plantilla, mayor será la facilidad para obtener nuevos conocimientos y mayores serán los beneficios obtenidos en el campo laboral, por ejemplo:
- Se resuelven conflictos de manera profesional y con prontitud.
- Se aplican procesos evolutivos con las labores desempeñadas.
- Aumentan los niveles de productividad, dada la capacidad de concentración de los involucrados.
Asimismo, un comportamiento ejemplar y el mantenimiento de una buena actitud por parte de tus empleados puede marcar la diferencia entre un día productivo y uno deficiente, cambiando por completo la dinámica del grupo, fomentando el trabajo en equipo y el positivismo. Son detalles de suma importancia en el ámbito laboral y que inciden en el margen de ganancia de una institución con fines comerciales o empresariales.
Ahora bien, ambos conceptos, aunque diferentes, guardan una íntima relación que debe ser considerada al momento de evaluar las habilidades de un individuo para una vacante.
Ambas son habilidades que deben concurrir. No basta solo con tener todos los conocimientos necesarios y las características para cubrir un perfil, también es necesario que esa persona mantenga una buena actitud para adquirir conocimientos.
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